(...)
Una primavera de gloria
anuncia el aroma frágil de la rosa.
Es una rosa nueva que no dará espinas.
En mis brazos,
tú la observas despierto.
No sabes qué es.
Sólo percibes un suave perfume...
a pétalos blancos,
a primavera virgen,
a flores sutiles.
gd
Otro texto...
La primavera llegó,
golpeó
y golpeó
la puerta del corazón,
pero ésta no se abrió.
Al año siguiente,
ella retornó con ímpetu
y aroma a fresias;
llamó a la puerta
-como lo había hecho por mucho tiempo-
y un corazón algo cansado,
apenas si latió más acelerado,
alterándose.
Entonces, la primavera,
renovada como nunca,
ingresó de prepo
y le insufló su fuerza.
“Demasiado tarde, Bella Mía”,
dijo una voz ronca,
acostumbrada a la soledad
y a una circulación sanguínea apacible.
“Otoños e inviernos
socavaron mi vitalidad.
Veranos tórridos
quemaron mi resistencia”, agregó.
“Te esperé en épocas equivocadas.
Hazme tuyo ahora;
inúndame de flores y mariposas
que me eleven al cielo”.
gd
2 comentarios:
Nosotros a punto de estrenar el otoño. Qué contraste de mundos inversos.
Feliz primavera poética, amigo Gustavo.
Un abrazo.
Inocencia me hizo estremecer. Es muy bello. El otro poema lo conocía pero no por eso lo disfruto menos. Me provoca una mezcla de tristeza y nostalgia, Me moviliza a salir, a huir de todo aquello que signifique resignación. Gracias, Gus.
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