Ayer
vi el filme “Amor”: un retrato logrado, medido, que no miente ni exagera.
Expone
la realidad de nosotros: los humanos, cuando nos ponemos viejos y enfermamos.
Exacto,
vibrante el guión. Sin golpes bajos.
Con actuaciones sobresalientes y una cámara respetuosa y distante, "Amor" aloja al espectador en un espacio que lo convierte en "gran observador", posibilitando así una mayor reflexión, sin anular emociones...
Solo
les digo, y me digo: “baila mientras puedas”; después será demasiado tarde e
imposible.
Ver
“Amor” -película francesa- fue como filmar a mamá y a mi abuela (sin olvidar a
papá Dante) y reconocer que el dolor, la agonía, la solidaridad, la pena y el
amor no reconocen fronteras…al ser todos, como especie: humanos vulnerables y finitos.
Han tildado al filme de apologético; de encarar y mostrar una solución que atenta contra la vida (eutanasia). Multipremiado, considero que cuenta una historia, un modo de transitar etapas terminales, irreversibles...
No necesariamente debe imitarse el desenlace. Sí comprender y ubicar a la producción (ficción, arte al fin) como un generador de posiciones diversas sobre el buen morir, los tratamientos invasivos-paliativos-especulativos y "la ceremonia del adiós" o el derecho a decidir sobre la continuidad -o no- de la existencia propia/ajena...
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Película: Amor. Dirección
y guión: Michael Haneke. 2012. Duración:127 min.Género: Drama. Intérpretes: Jean L. Trintignant, Emmanuelle Riva e Isabelle Huppert.
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