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He naufragado en un mar de recuerdos.

Ante el futuro incierto, busco en el presente
al que soy. Hoy ya no es ayer.
G.D.

Estar ROTO DE AMOR, duele.

G.D.

miércoles, 13 de mayo de 2009

Publicidad, Humor y Videopolítica


Política y TV

Es show, ¿pero, cualquier show?.
El escenario ya está armado. El casting, cerrado. Los roles, distribuidos. Que comience la función…

La comunicación política como espectáculo
La comunicación política contemporánea (¿postmoderna?) se afianza, en este siglo XXI, con una estética de consumo que busca captar el imaginario social e individual de una comunidad. Para ella, resulta más importante la confrontación de estilos (no tanto de ideas) y la participación sin esfuerzos (con placer) del público, que la recepción reflexiva y la emisión con contenido.
Ser espectadores de las actividades, acciones y los “personajes” que se muestran para fascinar, en un sentido positivo-negativo, es la clave para llegar a la gente, conquistar sus voluntades y no “aturdir” o “fatigar” con extensas proclamas y debates. Convertir al ciudadano en espectador -en consumidor- sigue tan vigente como criticado.
Periodistas y público prefieren mucho más la lógica escénica (la puesta en pantalla) que el análisis profundo de ideas entre líderes (la publicidad política tradicional, por ejemplo, que va desde el cartel y la folletería hasta el spot y el gingle), porque de este modo se permite construir un “espacio simbólico, menos tenso”, donde lo esencial es la personificación y la dialéctica compuesta (actuada) que permite, igualmente, detectar habilidades, astucias y limitaciones humanas.
Mediación
Las actuales posibilidades de acercamiento visual provocan una nueva relación asimétrica entre representantes políticos y electorado (la arena política clásica, del encuentro, ha cambiado; el acto vivo se emplea poco y con un armado pensado para ser transmitido por televisión). Las cámaras, permiten descubrir a los líderes hasta en su vida cotidiana. El político electrónico no necesita una organización con una plataforma, ni poseer un vasto conocimiento de los temas en discusión. Le basta con ser mostrable, convincente, espectacular y ostentar gestos simbólicos claros, atractivos, que logren adhesión, desde ese escenario de ficción, pero que debe ser verosímil (esto es la videopolítica).
Personalización
La contribución de la mediación periodística ha sido notoria, particularmente, después de los años 90. En este último tiempo, y con diversas herramientas y recursos del marketing, se ha acercado a la gente a los líderes políticos; humanizándolos (exponiéndolos) a través de una sensibilidad desacartonada.
En otros períodos, la Política implicaba ideas, propuestas, frases y encuentros o mitings. Hoy, son personas o, más acertadamente, personajes los que le dan entidad. La consecuencia de esta personificación es la “vedettización o estrellato” de los políticos, más la aparición del “estado-espectáculo” y la política-entretenimiento/show”. En todo el siglo XX se desarrolló un avance intenso y progresivo de la personalización política. Esta hiper-personalización se ve favorecida, en el siglo actual, por las características de los medios audiovisuales de comunicación (interactivos) y la sociedad del info-entretenimiento.
La presencia de los políticos y dirigentes es buscada por la mayoría de los ciudadanos para verlos, conocerlos e informarse aunque sepan que, bajo las luces del estudio, esa persona -maquillada y preparada para la ocasión, desde su vestimenta y peinado- no es exactamente la misma que lo gobernará (representará), y que a diario toma decisiones en su mundo privado como en la esfera pública.
El público otorga (conciente e inconcientemente); contribuye a esta construcción mediática. Sabe que es una
farsa y, muchas veces, requiere que se acabe. Esto es dable en una sociedad madura: aceptar el humor, la parodia y el entretenimiento pero también, exigir responsabilidad y seriedad a sus dirigentes y medios de comunicación. Para no inundar de “farsantes” las horas y días de la ciudadanía. Los políticos, los gobernantes, no son actores, portadores de las máscaras del teatro, ¿o sí, y fabulan engañosamente para convocarnos con sus ilusiones y prestidigitaciones?.
La tecnología parece estar de su lado. La ética de nuestros sentidos y nuestra cognición, pueden ayudarnos a descorrer el telón y observar hasta dónde llega la simulación.

Gustavo D´Orazio
Nota: el coktel es total. Humor, actuaciones, entrevistas, participaciones (en todos los formatos), comentarios y columnas, propaganda, actos, apoyo de celebridades, etc., etc., etc.
Antes de la veda previa al 28 de junio, se inundará a la ciudadanía con mensajes.
Está en nosotros saber discernir, separar y exigir para elegir comprometidamente y según nuestros valores, prioridades, ideas y conducta.
Tanto el CONSEJO PUBLICITARIO ARGENTINO, como la emisora Rock and Pop, han realizado sendos aportes para instar y entusiasmar al electorado a votar con conciencia. Cada uno de nosotros puede (debe) hacer lo propio.
Distinguir entre géneros (¿un programa televisivo es o no espejo de las posibilidades de un candidato, corporizado/interpretado por un actor?); no dejarse seducir por lo creado para hacer reír, ...entre otras consideraciones o edificaciones mediático-periodísticas, forman para el público el eslabón indispensable de una cadena que, en vez de atarlo-distraerlo y confundirlo, puede descubrirle lo real (valioso), diferenciándoselo de lo "armado para brillar".

2 comentarios:

Tolhuin dijo...

Es muy bueno y claro tu artículo. Siempre aprendo leyendo tu blog.
Y en relación con este tema, la historieta de Sendra del diario Clarín del lunes:
Político:-En nuestras listas pensábamos poner toda la carne al asador.
Otro:-¿Y qué tal?
Político:-¡Al final hicimos brochette!...Un poco de cada cosa, mezclado con algunas sobras.¡Queda vistoso y nadie sabe lo que come!

Saludos.

dora dijo...

Muy bueno tu artículo Gustavo...no deberíamos tener miedo a las próximas elecciones (mostradas tan apocalipticas por el oficialismo- si no ganamos es el caos-); es una elección apenas de senadores y diputados. Sólo que es dificil en esta maraña de candidatos rescatar a las buenas personas.
Mis recuerdos desde Tucumán. Dora