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He naufragado en un mar de recuerdos.

Ante el futuro incierto, busco en el presente
al que soy. Hoy ya no es ayer.
G.D.

Estar ROTO DE AMOR, duele.

G.D.

martes, 29 de junio de 2010

La Poesía ataca...





Existe una tradicional regla publicitaria no escrita, según la cual todos los relojes deben señalar las 10:10 cuando son fotografiados para figurar en un anuncio. Pero no es tal hora fruto del capricho, sino de un minucioso análisis estético de la imagen y de su impacto psicológico. Para empezar, no resultan estéticas las horas en las que se superponen las agujas, pues da la impresión de que el reloj tan solo tiene una. Por ello se eliminan las 12:00, las 13:05, las 14:10, las 15:15 y las demás en que se cumpla esa regla. Por el mismo motivo se rechazan aquellas en las que las agujas estén muy próximas, pues ofrece una sensación de amontonamiento sin sentido al quedar libre el resto de la esfera. Parece que unos diez minutos (60 grados de arco) podría considerarse una distancia de separación mínima.
Tampoco son admisibles las horas en las que las agujas se oponen, pues dan la impresión de ser una sola manecilla que atraviesa la esfera por su centro, cual flecha de cupido atravesando un corazón. Por ello se eliminan las 12:30, las 18:00, las 08:05, las 17:55 y las demás en que se cumpla esa regla. Por la misma razón se rechazan, como en el caso anterior, las horas que estén muy próximas a ese ángulo recto de 180 grados de arco. Y también en este caso los diez minutos parecen corresponderse a una distancia de separación mínima.
Tenemos límites “superiores” e “inferiores” que no nos permiten acercar las manecillas a menos de unos diez minutos ...bla, bla, bla...
La poesía, la creatividad, se rebelan:

10:10

AM
., PM.,
10 y 10 hasta el hartazgo.
En cada reloj,
de toda publicidad.

En cada cuadrante,
de hombre o mujer,
de niño o niña.

10 y 10,
sin imaginación,
marca al mundo
la hora única,
global,
de la estética que vende.

AM. o PM.,
no importa.

10 y 10,
para todos,
por siempre.

Como si otra hora
no pudiera señalarnos
el paso del tiempo
-el minuto exacto-,
que va de la vida
a la muerte
de cada día,
de cada vida.

(c) G.D.
Primer Certamen Literario Nacional de la Sociedad de Escritores de Gral. San Martín (SESAM), Mención de Honor en Poesía, 2005.

Data: www.1de3.com

2 comentarios:

Daniel Buitrago dijo...

Magnífico. Tanto la introducción como el poema, como todo el conjunto. Un saludo.

Carlos Ortega dijo...

Qué curioso! Nunca me había fijado en las fotos de los relojes y efectivamente, he comprobado que mayoritariamente marcan las 10:10.
Me da por pensar que los seres humanos somo de lo más complejo a veces, pero otras somos muy simples. Todos regidos por el mismo patrón.

También me parece un curioso tema de inspiración poética.

Acabo de empezar mis vacaciones de verano (mis vacas). Qué bien!

Un abrazo.