Vieja Tabla
(un
no-poema/objeto querido-I)
Disputada. Olvidada. Tras el
abandono, la que fuera “tabla de discordia”, luce firme sobre el pasto seco.
Ni rastro de espuma. Ningún encono entre
mamá y su anciana propietaria.
Amelia, ya no está. Mamá, ignora el
destino de esa tabla de lavar -tallada en madera de sauce-; que hoy paseará junto
a Pedro, el gentil cartonero del barrio. G.D.
1 comentario:
A veces los objetos guardan historias que los hacen entrañables y hasta parece que cobraran alma o vestigio de vida...
Intuyo una historia que te emociona.
Besos, poeta
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