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He naufragado en un mar de recuerdos.

Ante el futuro incierto, busco en el presente
al que soy. Hoy ya no es ayer.
G.D.

Estar ROTO DE AMOR, duele.

G.D.

domingo, 22 de marzo de 2009

El Juego de las lágrimas

Tarde...pero la ví ("El curioso caso de...")

La curiosa historia de Benjamin Button, es una buena historia. La pluma de Scott Fitzgerald, pasa por el argumento, al haberse tomado uno de sus cuentos cortos. Y aunque levemente, éste impregna de un clima intimista la anécdota. El guión , no sentencia ni persigue registrar "todos los acontecimientos relevantes de la historia de EE.UU"., como sí lo hacía Forest Gump.
Se inscribe en esta línea, pero el filme tiene un tono más privado, menos grandilocuente.
Puede resultar extensa. Mas no tediosa. Valen las actuaciones de Cate Blanchett como otras; la ambientación, la música y el cierre -con reconocimientos al valor de cada vida, de cada ser que nace-, se destacan en una producción que no ostenta.
Brad Pitt, no es ni malo ni bueno, como intérprete. Se lo ve sonriente, joven o viejo, aniñado o terminal, pero muy superficial en su composición; casi como un adorno o agregado...una pena, porque la puesta no destila deshonestidad, ni falta de compromiso artístico...sólo que su rostro no comunica, sus parlamentos, parecen automáticos y, francamente, le toca vivir de todo; faltan matices y pasión, dolor y alegría en una existencia marcada por la tragedia.
La peli atrapa, aunque cueste ingresar en el juego del reloj marchando hacia atrás; él rejuveneciendo mientras otros se van ajando, sin la intervención de un médico o un periodista que siga "el caso" de New Orleans.
Esta curiosidad o fenómeno, es aceptado como natural y, únicamente, cuando el desorden mental del Benjamin setentón-niño-bebé no resiste ya análisis, su madre adoptiva (la segunda), lo acompaña en los tramos finales.
Combina, por otra parte, algunas estrategias de Los Puentes de Madison (la lectura del diario íntimo, por ejemplo) y hasta un lecho de enferma, para Cate Blanchett (que balia clásico muy bien), donde agoniza como si fuera la anciana de Titanic.
En algunos momentos, Pitt se parece a Robert Redfort hoy.
Por último, algunas líneas de texto rozan la autoayuda y los libros de armonización y búsqueda de paz. No está mal, pero no es un cocktel un tanto inexplicable, extrañísimo e híbrido...? Si hasta el huracán que sumergió N.O, arrasa con todo. G.D.

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