Aceptar y proponer
Comenzar y volver a creer
Sin acumular idioteces
Sin temer
Con ganas
Mirar hacia lo que vendrá
Y vivir
Probar
Y disfrutar
Volver a cambiar si es necesario
Compartir y dar
Sentirse mejor
Alegrarse de estar sano
Vivir
Desde la Argentina, un refugio para quienes deseen indagar en el imaginario de un amante de la palabra... Literatura, periodismo; fusiones e invenciones en un océano virtual que jamás pensé integrar.
Estar ROTO DE AMOR, duele.
G.D.
La historia novelada-filmada del Mago Potter llegó a su fin. Primero, para quienes siguieron sus peripecias desde los libros; finalmente, para los que lo contemplaron y vieron crecer a través del cine. Llevé a mi hijo a ver la primera peli, después de leer el libro, un verano, en vacaciones. Lucas, ingresó a la sala, de mi mano, con 8 años…Ayer, nos sentamos con los anteojos de 3D, después de 10 años de aquel estreno. El no era ya un niño, aunque yo seguía siendo su padre, cómplice de aventuras cinematográficas y escapadas a la tienda de historietas.
El filme nos dejó satisfechos: emocionó, mostró magia, buenos efectos, ternura y... Entretuvo con recursos nobles, retomando ideas, personajes y situaciones de toda la saga. Fue una despedida que quedará en la historia del cine y en la de cada espectador que siguió las vidas de los tres niños-adolescentes, dedicados a los hechizos y las pociones: Harry, Ron y Hermione.
En el final-final (¿será así?) no faltaron escenas que emocionaron, explicaron y asombraron. El 3D, me pareció bien utilizado, pues no exageró la estética ni se ubicó por delante de la narrativa o las acciones lógicas del argumento. La marca registrada de Potter, seguirá. Aparecerán novedades, seguramente. Yo me quedó con la hermosa historia de esperar y asistir a los estrenos de Harry, con mis hijos: principalmente, Lucas, que adoró la magia de pequeño, se compró una caja de trucos y hasta lució una capa -roja y negra- cuando hacía sus números ante familiares y amigos.
El cine, la literatura, una salida familiar, un comentario sobre lo visto, ayudan a mitigar otros dilemas de la existencia. Fue hermoso estar bien acompañado para decirle adiós a Potter; adiós a la infancia que ya se ha escapado de mis chicos, quedando en el corazón, en la retina de mis ojos, un poco cansados pero aún despiertos y curiosos.
G.D.
Hoy he cocinado por amor. El me lo pidió. “Papá tengo ganas de comer chorizos a la portuguesa”. Y se los hice. Necesita mimos. Es un pequeño, un hombrecito que, con el corazón roto (han dejado de verse, de noviar, Natacha y él: Lucas) busca caricias y charlas; cuenta lo que le ocurre, analiza y se deja llevar por la música, los videojuegos…los recuerdos recientes, tiernos…
Ella era (es) frágil, silenciosa. Los vi enamorados, frescos y cándidos; transparentes y alegres; tristes y pensativos; discutidores, distanciados y reconciliados. Me recordaron mis 20 años.
Cenamos juntos. Yo, primero desgracé los chorizos de cerdo. Después armé la salsa portuguesa. Finalmente, uní los embutidos con la salsita, dejándolos cocer unos 15 minutos. Herví arroz, por separado, y lo presenté en platos sencillos. Fue un manjar. Charlamos y, con lágrimas, me contó sobre la ruptura. Después, me ayudó a levantar la mesa.
Subo a mi blog esta receta porque puede alimentar no sólo el estómago, sino el espíritu y el vínculo entre padres e hijos. COCINAR, COMER JUNTOS, DIALOGAR…QUE BUEN PLAN. QUE SUERTE HABER APRENDIDO A PREPARAR CHORIZOS A
Ya me voy a dormir. Pensaré en él, en Lucas, en la fragancia de Natacha; este primer amor que parte; mi próximo escalón (cumplir en unos meses 50 años) y la nueva receta que, tal vez, postee. Literatura, cine y gastronomía tienen mucho en común. Arte y comestibles, también. Feliz descanso. Compartan algo sabroso con sus seres queridos…si lo realizan con sus propias manos, mejor.
BUEN APETITO.
Gustavo, hoy chef sentimental y... papá.
Canino o Kynodontas (Κυνόδοντας en griego), es un película de 2008/9, estrenada el año pasado. Dirigida por Giorgio Lanthimos, con actores profesionales e intérpretes provenientes de otras disciplinas.
Historia: "Un muro separa a tres jóvenes de la realidad, desde que sus padres decidieron que no saldrían de la casa donde viven. Ellos se han ocupado de educar a sus hijos, de inculcarles aficiones y elegir cuándo deben aburrirse. No hay huellas del exterior, sólo la presencia de Cristina, una guarda que entra en la mansión para satisfacer sexualmente al chico de la familia. Este mundo artificial parece perfecto, hasta que Cristina le pide un favor a la hija menor a cambio de regalarle una cinta de vídeo."
Me interesó el tratamiento del lenguaje-vocabulario inventado, falso, para cambiar el significado de palabras-situaciones "no convenientes", pero ésto no se desarrolló lo suficientemente, ni sostuvo durante el filme.
Verla implica aceptar hora y media de un microcosmos contaminado, áspero, perverso...que no dista del de afuera (aunque la casona donde viven esté cercada). Además, en la familia, falta el afecto, la alegría y la solidaridad que hasta en los peores grupos humanos aparece. Asimismo, el padre de familia, obtiene sus recursos -suculentos- de la sociedad que aborrece, idealizando un clan que el dirige con autoritarismo, sin fines muy claros ni...
¿DE QUE ESTOY HABLANDO?. Suficiente. Fue un ejercicio de conexión con el arte, la idea, el concepto de un director que, por lo que leí, cansado de ver a una familia amiga obrar de modo parecido al de la peli (evitarles ciertos contactos con la realidad y el presente a sus hijos), concibió el relato que, como era de esperar, muchos elogiaron y destacaron mientras que otros tildaron de incongruente, aburrido (ya no hermética ni apta para cinéfilos) y pretencioso.
GUSTAVO D´ORAZIO