T O R M E N T A
Ruedan
Papeles
Bolsas
y hojas
Un torbellino
de marcas
de polvo
obnubila al transeúnte
confundido
en el ir y venir
de partes
al viento
Latas
envases
y residuos
ruedan
por la acera
movilizados
tras la furia urbana
La lluvia en ciernes
agita pasos
lo inútil
y desechado
Cajas
plásticos
y objetos perdidos
ruedan
sin sentido
ni rumbo
Acosan al ciudadano
que no ve poesía en ello
ni música
ni belleza
El polvo firme
lo impide
Sus ojos
cansados
también
Melancólica
la ciudad
se prepara
para la tormenta
Revoluciona
mientras
es revolucionada
Papeles
bolsas
y hojas
ruedan
sobre el empedrado
el banco de plaza
y la estación de subtes
Un torbellino
agobiante
que cesará
después del aguacero
¿El polvo
oscuro
permitirá
disfrutar
de la belleza
efímera
de esta tormenta
de verano?
GUSTAVO D´ORAZIO
Ruedan
Papeles
Bolsas
y hojas
Un torbellino
de marcas
de polvo
obnubila al transeúnte
confundido
en el ir y venir
de partes
al viento
Latas
envases
y residuos
ruedan
por la acera
movilizados
tras la furia urbana
La lluvia en ciernes
agita pasos
lo inútil
y desechado
Cajas
plásticos
y objetos perdidos
ruedan
sin sentido
ni rumbo
Acosan al ciudadano
que no ve poesía en ello
ni música
ni belleza
El polvo firme
lo impide
Sus ojos
cansados
también
Melancólica
la ciudad
se prepara
para la tormenta
Revoluciona
mientras
es revolucionada
Papeles
bolsas
y hojas
ruedan
sobre el empedrado
el banco de plaza
y la estación de subtes
Un torbellino
agobiante
que cesará
después del aguacero
¿El polvo
oscuro
permitirá
disfrutar
de la belleza
efímera
de esta tormenta
de verano?
GUSTAVO D´ORAZIO
5 comentarios:
Gustavo, me encanta esa poética tan tuya de las cosas simples, que siempre busca el otro lado, lo profundo, para cuestionarlo y cuestionarse. Gracias, amigo, por regalarnos tu voz.
Me gustan las tormentas. Lástima que esas bolsas, hojas y papeles, le resten belleza...
Poesía escondida en lo real y cotidiano.
Un abrazo Gus.
Me has hecho recordar las tormentas de cuando era niña. Entonces todavía no estaban las calles de mi barrio asfaltadas y cuando llovía mucho el agua arrastraba la tierra y lo que pillara a su paso, dejando un surco en el centro que, en el momento nos dejaban salir de casa, con las botas para el agua (les llamábamos botas catiuscas, no sé porqué) recorríamos los amigos buscando los objetos metálicos que habían quedado al descubierto. Era un ritual que repetíamos sin necesidad de quedar previamente...que nos hacía felices.
Saludos después de la tormenta....pero con asfalto en las calles. Lola.
Gustavo:
Me he sentido en medio de la "Gran Vía" cuando se está gestando una tormenta de verano...
Un poema precioso y cargado de imágenes...
¡Eres un artista!
Normalmente, la mayoría de la gente sólo ve el polvo oscuro y gris, el torbellino de basura y el viento intenso que nos azota, previo al temporal...
¡No las sensaciones de paz y pureza que se quedan pegadas a la tierra después de la descarga!
Un beso, amigo.
Me encantan tus poemas, son taan .. n osé .. me hacen sentri rara. Me gustan, me hacen preguntarme y son realmente muy bellos.
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