Claveles Rojos
Uno, sólo uno, aguarda mis pasos.
Sobre la vereda polvorienta,
sediento, clama que lo alcen.
Lo tomo -bello, perfecto-,
para depositarlo en agua:
fresca y abundante.
¿Pertenecería a un ramo,
un ramo de claveles rojos
que alguien obsequiará,
esta noche de setiembre,
este día de primavera?.
Frente a mí,
en la quietud de la cocina,
respira solitario.
Ese clavel rojo,
caído, olvidado;
recogido sin ganas,
prolongó su agonía
unos días, apenas.
Bebió de su vaso;
inundó de aroma puro
cada amanecer,
para luego, tornarse mustio
y pestilente.
El 24, por la madrugada,
salió de casa
entre los residuos del día.
Un clavel rojo
es eso:
un clavel de color y fragancia frágiles.
Hubiera merecido otra suerte:
permanecer asido a la tierra,
pero esta curiosa costumbre de obsequiar flores,
de ser románticos en primavera,
aniquila centenares,
miles de flores rojas,
blancas, amarillas…
Claveles rojos,
para un setiembre frío,
en la soledad de mi cocina.
(R)GUSTAVO D´ORAZIO-2009
5 comentarios:
Sublime.
Estupendo poema-microrrelato. Da que pensar sobre algunas costumbres extrañas que tenemos...
Un abrazo.
Nunca he podido cortar una flor, desde pequeña me enojaba cuando veía que alguien
las cortaba.
Mis hijos tienen viveros. Cultivan y venden plantas de flores, pero jamás cortan ni un clavel ni una rosa. ni una flor separan de la planta... Se trata de sensibilidad.
Son unos versos preciosos, Gustavo, para concienciarnos de que "arrancar" siempre conduce a la muerte y marchitación de una de las cosas más hermosas de este planeta: las flores.
Me acordé de esta cita de Rabindranath Tagore:
"La tierra es insultada y ofrece sus flores como respuesta."
Un fuerte abrazo.
PSD: yo siempre regalos macetas de flores o semillas para plantar ;)
Detesto los ramos y las flores cortadas sin razón...
Voy a empezar a contar las veces que te pongo esto : SIN PALABRAS!
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