Rodeado de sonidos,
solo,
en aquel momento audible,
único e irrepetible.
Yo y él.
Mi ayer vuelto presente,
sin pálpitos
y en paz.
Yo y el futuro inmediato:
ese instante próximo,
fugaz e insalvable.
El silencio extremo
como un aliado desaconsejado,
poco buscado.
Aislado.
Rodeado exclusivamente
por mis sonidos naturales
-como único ruido-,
me siento protegido,
armónico.
Gustavo D´Orazio
Nuestro ejercicio de escritura semanal aborda en ésta el silencio. Estoy deseoso por saber qué habrán escrito Patricia Morante y Ana M. Oddo.
¿Habrá otros blogueros que se animen y quieran ser, también, cómplices en la escritura, de la palabra y la poesía?. Si lo hacen, cuando posteen cuéntenlo. Será enriquecedor compartir, leer y descubrir los enfoques y mundos creativos de cada uno de nosotros.
3 comentarios:
Preciso ese momento de consciencia de uno mismo, rodeado de lo que suena y de otras cosas que no suenan. El silencio también está lleno, quizás por eso nos inquieta.
Me ha gustado mucho, Gustavo. Un abrazo.
...El silencio que va madurando como una fruta...Muy necesario en estos tiempos. Me gusta mucho lo que escribiste. Un abrazo.
Desafío: escucharnos. Gracias, Gustavo, por tu palabra que, afortunadamente, no se llama a silencio. Abrazos.
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