Les obsequio un reportaje visual de la Casa de Verano de la escritora argentina
VICTORIA OCAMPO.
Ubicada en Mar del Plata, Bs. As., fue adquirida en Europa,
trasladada por barco e instalada en 1912.
Este mes de noviembre volví a visitarla. Mi primera incursión en la Villa fue en 1994.
El paso del tiempo demuestra que debe cuidársela si se desea continuar con un uso cultural. Fue hospedaje de grandes escritores universales y sitio de descanso de Victoria y sus amigos: Borges, Bioy Casares y su hermana Silvina, entre otros.
Telas, empapelados, mobiliario original y fotografías
en los amplios ambientes de Villa Victoria.
El interior es bello, sereno y austero. La habitación y tocador de la escritora.
Escaleras; hasta uno de los baños de la casona, invitan al viajero, al visitante interesado, a reconocer una época de esplendor; de otra Argentina, de otro país, de otros escritores...
inmersos en una sociedad donde el intelectual miraba más a Europa que a la realidad local, originaria, pese a su esfuerzo por emerger y ser reconocida y difundida.
La revista SUR hizo que muchos escritores internacionales fueran traducidos al español. Victoria Ocampo, mecenas, traductora, editora y ensayista, marcó un tiempo cultural y cobijó a nóveles autores que, finalmente, se proyectarían y sostendrían en las próximas décadas.
Polémica, criticada, admirada, Victoria es parte de la maquinaria cultural de un país lleno de contrastes -y riquezas- que iluminan las sombras de un territorio en donde aún persiste el debate ideológico (y filosófico) sobre las expresiones artísticas clasistas o de élites versus las otras voces, representativas de la identidad nativa y propia de grupos menos acomodados en lo económico, como buceadores de los márgenes y realidades (o ficciones),
posiblemente no tan refinadas,
posiblemente no tan refinadas,
aunque igual de trascendentes y valiosas.
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