En soledad no temo. No extraño. Recuerdo. Sueño. Imagino.
Soy y pienso. Edifico torres. Tal vez, luego, algo de mis
creaciones dejen el territorio de lo ilusorio y pasen al mundo real. Al mundo
de mis días, donde la rutina admite una ínfima dosis de imaginación y magia.
Silencio y soledad. Dos aliados muy sólidos a la hora de
repensarse y no naufragar.
Nadar en silencio -y solo- puede ser el mejor salvavidas.
Gustavo D´Orazio - LAS TONINAS, BS. AS., ARGENTINA, 25-3-2018.
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