palabras
hablo
hablo
y hablo
sin freno
a veces
la palabra
me agota
me desaparece
ya nadie me oye
nadie
me escucha
yo hablo
digo
y me confirmo
respondo a mí
a mis urgencias
de ser escuchado
cuando el otro
solo quiere retirarse
y anular mi discurso
mi verba
y al partir
dispararse
hacia la no palabra
la no abundancia
de conceptos
e ideas
yo también me fatigo
y exploto de palabras
me hierven
el corazón
la lengua
el rostro
yo el defensor
de las palabras
el cruzado del decir
se llama entonces
a sosiego
y calla
calla
y calla
calla
y calla
Gustavo D´Orazio
2 comentarios:
Me ha gustado mucho este poema.
Me siento identificado, tanto en el contenido, como en el estilo.
¿Qué tal te va la vida? ¿Bien?
Un abrazo y una sonrisa, amigo Gustavo.
Sabes Gustavo, quienes como yo, no utilizamos las palabras como medio de trabajo, necesitamos igualmente ser escuchados, y aunque yo no soy muy habladora (¿o si?), cuando creo tener la razón en algo, dicen que no dejo hablar a nadie.
Sin embargo, hay veces en que por mi estado de ánimo, por la aptitud del interlocutor....si tengo la sensación de que no sirve de nada contar mi punto de vista, mi verdad, me guardo las palabras, me quedo mudita, rumiando que no merece la pena explicar nada, como si ese pensamiento fuera algo definitivo... por suerte, no tarda mucho en llegar otra ocasión, y yo en aprovecharla para no dejar hablar a nadie o, como dice mi hija, para embalarme hablando.
Saludos. Feliz semana.
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