H U L E
M U L T I C O L O R
Ya no queda nada. Ni el sifón,
ni las flores.
Sobre la mesa,
aquellas manos presurosas -y cálidas-
fueron reemplazadas
por la ausencia.
Una ausencia multicolor de hule,
que huele a viejo,
a humedad.
Perdida la familia,
el pan, el delicioso sabor del tuco,
y la mesa sólida,
confiesan su soledad.
Otrora, manos apuradas,
alistaron un alegre mantel de frutas;
platos servidos, palabras y vino
dieron su bienvenida al amor,
a la visita y la compañía.
Comidas sabrosas, comidas sencillas,
fueron olvidadas.
El mantel de hule cubre -ahora-
la edad del romance;
la edad del quehacer,
del cocinar y comer con el otro;
la edad del compartir.
Ya no quedan niños ni adultos
en la casa.
En la mesa, ni el sifón, ni las flores;
únicamente un mantel de hule, borroneado
e impregnado de fría humedad.
Gustavo D´Orazio. Junio de 2010.
Desde la Argentina, un refugio para quienes deseen indagar en el imaginario de un amante de la palabra... Literatura, periodismo; fusiones e invenciones en un océano virtual que jamás pensé integrar.
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He naufragado en un mar de recuerdos.
Ante el futuro incierto, busco en el presente
al que soy. Hoy ya no es ayer.
G.D.
Estar ROTO DE AMOR, duele.
G.D.
2 comentarios:
Qué triste la ausencia, pero qué hermoso, que quede la presencia en cada detalle, en cada rincón.
Besos.
El hule provocó el recuerdo de otro tiempo, como la magdalena empapada en té de Marcel Proust... Siempre en busca del tiempo perdido...
Un abrazo.
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