Imagen (*)
Es Guernica o Atocha.
La muerte,
siempre,
fotografía igual.
Bocas abiertas;
clamor al cielo.
Nueva York o Londres.
Como en Goya y Picasso,
la muerte
paraliza el último grito:
compone un horror deshumanizante.
Es Buenos Aires o Saigón,
Kabul o Bagdad.
Ayer u hoy,
siempre,
allí o acá,
la muerte
ha fotografiado igual.
Gustavo D´Orazio/2004
(*) No importan las épocas, las geografías, las creencias: la MUERTE es una, reproducida hoy por millones de instantáneas, en pantallas, fotografías y videos. Imágenes de pérdida, violencia y MUERTE.Debemos empezar por nosotros, primero, para arribar pronto a un auténtico Nuevo Orden Mundial: sin hambrunas, ni guerras suicidas; fundamentalismos extremos, falta de humanidad, esclavitud e injusticia.
Las bombas ya estallaron, qué aguardamos; qué aguardan los que no sólo poseen el tablero de ajedrez sino que también guardan celosamente las piezas de juego, ¿un jaque mate planetario...?.Levemente modificada, con apenas alguna referencia menos de ciudades (es de desear que la lista no continúe), este poema participó del Concurso de Poesía Digital, organizado por el diario español “La Vanguardia”, en 2004.
A propósito del 11M
Hace unos días, y con motivo de recordar el atentado de Atocha, Daniel Buitrago (http://daniel-buitrago.blogspot.com.ar), posteaba un texto que me recordó este breve poema, construido a partir de una fotografía aparecida en la portada del diario La Nación (Argentina).
Desde la Argentina, un refugio para quienes deseen indagar en el imaginario de un amante de la palabra... Literatura, periodismo; fusiones e invenciones en un océano virtual que jamás pensé integrar.
P O E S í A /// P O E S í A
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He naufragado en un mar de recuerdos.
Ante el futuro incierto, busco en el presente
al que soy. Hoy ya no es ayer.
G.D.
Estar ROTO DE AMOR, duele.
G.D.
3 comentarios:
Así es. El mismo dolor que se repite una y otra vez y en todos los lugares del planeta.
Habemus Papa! Zorionak.
Es difícil entender cómo un lugar tan familiar para mí como la estación de Atocha puede convertirse de repente en un infierno. Años después, el mismo dolor, la misma muerte. Gracias, Gustavo.
Atocha, Once, distintas causas, un mismo dolor. Gracias por ayudar a sobrellevarlo, a mirarlo de frente y a caminar con él.
Abrazos.
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