Porque no pudo
(corregido)
Atrapada en el texto,
su palabra fue rodeada,
consumida, por la llama.
Entre lilas y azucenas,
en un paisaje desnudo,
hizo arder su cuerpo pálido.
Mitigó deseos, abrió páginas
y descubrió desiertos.
Contenida por un frágil espíritu,
robusteció -con rebeldía-
la mirada joven de sus pocos años.
Atrapada por la pluma,
halló luz en la oscuridad…
como si vivir le resultara fácil.
Entre lilas y azucenas,
el territorio desnudo de su ser,
no pudo soportarlo.
Quedaron desiertos,
fuego enhebrado entre palabras rigurosas
y esa mirada rebelde -inhóspita-
de una Alejandra (*) eterna;
que no pudo con sus dones,
contra su propia sombra,
contra su propia fuerza.
G.D.
A. PIZARNIK, 1936 - 1972.
La decisión de partir, tomada un 25 de septiembre, no acalló su voz.
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