Mi letra tiembla.
El nudo en la garganta, ahoga.
¡Si pudieras amarme tal cual soy,
como he sido, sin burlarte
ni descalificarme!.
Si pudieras amarme
sin que me humille,
el sentirme oprimido,
asfixiado,
cesaría;
y mi letra volvería
-firme-
a decir te quiero.
Porque tú
me habrías aceptado como soy,
como fui
y seré.
Si pudieras quererme así,
volvería a sonreír,
y mis ojos
no delatarían
esa tristeza color miel,
que empalaga
y daña.
Gustavo D´Orazio
Mar Solana:
Es que el verdadero amor, el incondicional, se parece mucho a este bello, delicado y sugerente poema...
Muchos besos estivales y de estrellas fugaces, querido Gustavo.
Rosa María Milleiro:
Cuando la no aceptación se resiste como algo no cambiable; es mejor navegar a mares de extensas olas y dejarse navegar hasta otros arrecifes más consecuentes; se puede conjugar aceptando y amando.
Un abraciño amigo Gus.
María Socorro Luis:
Este poema podía haberlo escrito yo, tanto me identifico...
Un saludo muy cálido hasta tu invierno.
1 comentario:
Tiembla el poema de delicadeza, de sutiles sensaciones. ¡Cómo has conmovido a tus amigas españolas! ¡Y con cuánta razón!
Abrazos temblorosos
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