Adiós Don Ernesto

Como a tantos otros, Ernesto Sabato, respondió a mi carta. Me alentaba en ella a continuar, a escribir “mi poesía”, aunque él no la cultivara. Escrita a máquina, efectuaba un cierre manuscrito con su peculiar, minúscula, caligrafía y firma. Sabato fue un hombre digno, culto, vehemente, alucinado, pintor de sus pesadillas, vecino de Tres de Febrero (municipio en el que vivo). Lo pude entrevistar, charlé con él en la clásica Feria del Libro de Bs. As., lo leí en su totalidad, cubrí de cerca su nominación como Vecino Ilustre del distrito…Lo respeté y extrañaré. En Santos Lugares (allí vivió y falleció el sábado pasado), su jardín -como se lo manifestaba en mi nota personal-, continuará bañado de rocío, acumulando hojas amarillas y ocres, que él se negaba a extraer. La casona, seguramente, será un Museo; tal vez, algún día, hasta guarde sus cenizas. Vivió casi 100 años. Conoció y vivenció el siglo XX y este incipiente siglo XXI. “Hombres y engranajes”, es un texto que recomiendo. G.D.