“Los exitosos Pells”, siguen bien posicionados en canal 11. Si bien con “Valientes” (canal 13), el raiting se reparte, otro target consume la telecomedia creada por Ortega y Cía.
Disparatadas situaciones, el ambiente televisivo visto por una corrosiva mirada, mucho joven en busca de su rumbo e identidad, composiciones logradas, vestuario y escenografías acorde, sueños de uno de los personajes que, en blanco y negro o en colores, permite el traslado a otras épocas y concebir homenajes como esquicios de humor, retros, etc., que posibilitan el lucimiento de actores y actrices de excelente nivel y popularidad.
Las publicidades reales, se mezclan con las actuadas, simuladas y exageradas por el matrimonio Pells, siempre dentro de la ficción estructurada del programa. Estas últimas son un hallazgo…
El perfil psicológico (de la mayoría de los personajes) es lo que no me convence del todo. Se notan baches, ausencias en sus historias, carencias. Falta pasado, familia, soporte, explicaciones.
Hay soledad, individualismo, consumo, falsedad, olvidos, desamor, frivolidad…
No todo el mundillo de la TV es así. Está bien el humor descabellado, la sinrazón, la apertura a la diversidad sexual, la cuidada producción, las estrellas invitadas, la puntillosa iluminación, la musicalización de escenas, el ritmo, los remates, los planteos desopilantes, pero ¿no hay una distracción -¿olvido intencional?- rotunda, en la falta de compromisos (mas allá de lo laboral), lazos familiares y vivencias un poco más cotidianas y humanas?.
¡Cuidado, puede saturar tanta vanalidad y escasa verosimilitud!.
Lo dice quien está atento a cada capítulo de Los Pells, pese a que existen reiteraciones (las fiestas de cumpleaños, por ejemplo), ciertas idas y vueltas y algún que otro traspié en el continuismo o las intrigas y revelaciones que plantea la historia central, como las secundarias.
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