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FEATHERMAN

Preguntaron por él. El hombre pluma o el hombre alado: Featherman, a secas.

Otros narraron sus peripecias. Mas estas no son simples aventuras de un mismo personaje, ya existente y célebre. El despertó en mi mente. Brillo azulino, alas blancas, cuerpo emplumado. Desde los oscuros pliegues de mi sueño, dictó una historia que paso a compartir. Un principio de diálogo para apuntarme que, desde ahora, viviría allí; se refugiaría en mí para continuar su lucha, su camino por la noche. El jamás vuela de día. Cada destello de luz lo daña, por eso debe ocultarse. Después de la media noche, completa su historia de justicia. Sabe que es necesario. Aparece sin ser llamado. Por ello me asambró su presencia, su liviana figura y la potente mirada.
Vuela lo imprescindible. Habla lo indispensable. Dice lo que siente.
-Estoy alojado en tu sueño, desde allí seguiré mi camino.
-¿Quién eres?.
-Featherman: el hombre pluma...
-No sabía de tu existencia intramental, trashumante.
-Averigua.
-¿Qué harás?.
-Imponer justicia.
-¿Aquí?.
-Sí, escojo países, busco personas...he notado el desamparo en que se encuentran, en particular, la buenas personas...
-¿Cómo actuarás?
-Ya lo verás, tal vez te enteres a posteriori...

(...)
Después de este diálogo, su imagen se desvaneció. Y no volvió a interrumpir mi sueño.
Ignoro si ha actuado, si ha intervenido en la noche. Sé que nos ha hecho falta. Los diarios no lo mencionan. Nada extraño ha acompañado los últimos episodios de la crónica social-policial.
Redacto el presente testimonio por que es la pura verdad. Es lo que recuerdo y lo que ocurrió aquella madrugada del mes de febrero.
Pero como tardé en descifrarlo, más tardé en animarme a contarlo.
Apenas tenga noticias de Featherman, les relataré lo que pueda, lo que recuerde.

No tengo miedo. Sé que cualquier noche de insomnio puede volver...puede retornar a mi mente para detallarme su primera intervención ¿porteña?. G.D.