Cuatro Corazones
Tréboles verdes,
de cuatro hojas,
eran los que buscábamos.
En el jardín de otoño
nuestras blancas manos,
descubrían corazones:
cuatro corazones vegetales,
cuatro corazones verdes,
puramente verdes.
Esto dominó otro tiempo.
Un tiempo que el calendario apresurado
se empecinó en borrar.
Y las manos -entonces- dejaron de hurgar;
los tréboles de crecer
y traer la buena suerte.
¿Habrá que volver a buscar tréboles,
tréboles de cuatro hojas,
de cuatro corazones verdes?.
En el jardín de otoño,
despojado de flores y bañado por un suave rocío,
mamá y yo ya no lo hacemos.
Gustavo D´Orazio
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