MIS PIES
Lánguidos.
Cansados por el camino arduo,
mis pies reposan separados.
Sin botas ni medias ajustadas;
limpios del camuflaje social,
se recuestan venosos a la espera del nuevo día.
Recortados sobre la alfombra, sueñan
que no guían,
que no se agotan.
Musculosos y blancos -ambos-
parecen sin vida.
Es que desoyen al cerebro ágil
y pulen un mañana de ciudad temprana,
de colectivos y subtes.
De formalismo estricto,
de harapos de oficina.
Lánguidos.
Cansados por el camino arduo,
mis pies reposan separados.
Sin botas ni medias ajustadas;
limpios del camuflaje social,
se recuestan venosos a la espera del nuevo día.
Recortados sobre la alfombra, sueñan
que no guían,
que no se agotan.
Musculosos y blancos -ambos-
parecen sin vida.
Es que desoyen al cerebro ágil
y pulen un mañana de ciudad temprana,
de colectivos y subtes.
De formalismo estricto,
de harapos de oficina.
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