MENSAJE
A mi abuela
Amelia
Sálvame del sudor espeso,
del frío temblor del cuerpo,
cuando el alma se subleva
y los malos pensamientos se apoderan de la mente,
cobijando angustias
e imágenes oscuras.
Sálvame como cuando niño,
con tu voz dulce,
tus caricias serenas
y tu valor incólume.
Sálvame cuando la inseguridad se enquiste en mí,
y no sepa resolver lo ya aprendido,
lo ya conversado
en noches de otoño,
en tardes de estío.
Sálvame el último día de vida,
cuando mis ojos tiesos deban ser cerrados;
que sea tu imagen la definitiva:
la cálida caricia,
el suave pañuelo,
el beso en la frente...
del frío temblor del cuerpo,
cuando el alma se subleva
y los malos pensamientos se apoderan de la mente,
cobijando angustias
e imágenes oscuras.
Sálvame como cuando niño,
con tu voz dulce,
tus caricias serenas
y tu valor incólume.
Sálvame cuando la inseguridad se enquiste en mí,
y no sepa resolver lo ya aprendido,
lo ya conversado
en noches de otoño,
en tardes de estío.
Sálvame el último día de vida,
cuando mis ojos tiesos deban ser cerrados;
que sea tu imagen la definitiva:
la cálida caricia,
el suave pañuelo,
el beso en la frente...
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